El Tribunal Supremo mantiene los límites a la pesca de langosta para proteger a las ballenas
Las nuevas normas hacen que una zona de aproximadamente 950 millas cuadradas del Golfo de Maine esté esencialmente prohibida para la pesca de langosta de octubre a enero.
PORTLAND, Maine (AP) – La Corte Suprema de los Estados Unidos falló el viernes en contra de los pescadores de langosta de Maine que buscaban bloquear las nuevas restricciones de pesca que están diseñadas para proteger a las raras ballenas.
Las nuevas reglas hacen que un área de aproximadamente 950 millas cuadradas del Golfo de Maine esté esencialmente fuera de los límites de la pesca de langosta de octubre a enero. Esto es para proteger a las ballenas francas del Atlántico Norte, que son una de las ballenas más raras y tienen menos de 340 ejemplares.
Los miembros de la industria pesquera de langosta de Maine pidieron al Tribunal Supremo que bloqueara las nuevas restricciones después de que un tribunal de apelación dictaminara que el cierre era legal. El juez Stephen Breyer rechazó la apelación el viernes sin hacer comentarios, dijo un portavoz del Tribunal Supremo.
El Maine Lobstering Union y otros han argumentado que las restricciones perjudicarán económicamente a la industria pesquera. Las restricciones pretenden proteger a las ballenas de los enredos mortales en las artes de pesca. Esa es una de las mayores amenazas para su existencia.
El sindicato consiguió inicialmente una ayuda de emergencia para detener el cierre, pero el Tribunal de Apelación del Primer Circuito de EE.UU. lo volvió a poner en marcha el mes pasado.
Los ecologistas, que llevan mucho tiempo abogando por leyes más estrictas para proteger a las ballenas, celebraron la decisión del alto tribunal.
El tribunal “hizo bien en rechazar este intento infundado de detener los esfuerzos razonables para proteger a uno de los animales más amenazados del planeta”, dijo Kristen Monsell, directora jurídica de los océanos y abogada principal del Centro para la Diversidad Biológica.
“Las ballenas francas están al borde de la extinción, y no deberían correr el riesgo de ser enredadas y muertas por las artes de pesca de la langosta”, dijo Monsell.
La población de ballenas francas del Atlántico Norte fue diezmada durante la época de la caza comercial de ballenas, cuando se las cazaba por su aceite. Más recientemente, han luchado contra la mala reproducción y la alta mortalidad, y la ya pequeña población ha comenzado a reducirse.
En agosto, el gobierno federal dio a conocer una serie de nuevas normas destinadas a intentar salvar la especie de su desaparición.